"LOS DIOSES SON LOS OTROS"


El 9 de mayo de 1993 Tony Rominger lograba, en la inédita, hasta entonces, ascensión al alto de la Cruz de la Demanda, la victoria y colocarse de líder en la clasificación general de la Vuelta a España (por aquel entonces tenía lugar entre los meses de abril y mayo). La Vuelta de ese año fue más recordada, sin duda, por la jornada del alto de Naranco y la caída de Alex Zülle en la Cobertoria, pero en el puerto riojano, que venía a sustituir a Valdezcaray (acertadamente, vista la dureza de sus rampas), Rominger decidió que era el momento de colocarse de amarillo, a una semana de finalizar la ronda.


El perfil de la ruta.

Casualidades de la vida, el 9 de mayo de 2013, exactamente veinte años después de aquel acontecimiento, diseñamos una ruta que partía de Pradoluengo (Burgos)  para hacer varias ascensiones cercanas a Ezcaray, siendo la favorita, sin duda, la de la Cruz de la Demanda, el puerto "Pata Negra" de la Rioja en el  reto CIMA. Pero una cosa es como diseñas las rutas y otra muy distinta como finalmente salen.


El cruce de caminos, a muchos kilómetros de Pola y las rutas habituales de otros tiempos, era en una pequeña localidad de la sierra de la Demanda, Pradoluengo. Niebla, amenaza de lluvia, aunque temperatura agradable, David, Estrada y un servidor nos encaminamos ya cerca de las 10 y media de la mañana hacia Ezcaray, lugar que huele a ciclismo, pues han sido muchas las ocasiones en que la Vuelta ha transitado por allí. Pero antes un puerto desconocido realmente espectacular, como veréis en las fotos: la Pradilla, que sirve de límite entre Burgos y La Rioja. Ya llueve cuando entramos en esta provincia, y el descenso se complica...



Hay que adentrarse en  las calles de Ezcaray para tomar dirección Valdezcaray y Posadas, donde arranca el puerto de la Cruz de la Demanda según muchas altimetrías, si bien la carretera ya toma sentido ascendente desde el propio desvío.



Somos optimistas y queremos ver una pequeño claro en el cielo, pero es imposible. La niebla y la lluvia hacen de esta ruta una de las más difíciles. David me comenta que nunca había rodado tanto tiempo lloviendo. Vemos partes de la subida y nos imaginamos que el paisaje debe ser ciertamente espectacular...


Los últimos metros, con nieve sobre la carretera, con la niebla totalmente cerrada, son épicos, una vez más. La foto en la cima, donde no hay cartel de puerto ni nada significativo (sólo aguanta la pintura de la línea de meta, tantos años después) es una mirada a la nada más absoluta, como siete antes había sido mi último CIMA, también Pata Negra, pero de Extremadura, el Pico Villuercas. Hay algo sublime que nos empuja a querer repetir esa experiencia de pedalear contra viento y marea, contra frío y niebla, en mitad de la nada. De Villuercas a la Cruz de la Demanda: más de 500 kilómetros entre ambos.



El descenso tiene que ser totalmente precavido, pues el asfalto, algo rugoso, y la lluvia, no invitan a otra cosa, si no eres ciclista profesional, claro. Nuestro dinero nos lo ganamos en otros sitios y esto es tan sólo una afición, una bonita afición, eso sí.





Y llega el momento de la deliberación, en Ezcaray, donde debatimos, con un buen bocadillo de por medio, si compensa seguir mojándose para apuntarnos otro CIMA o bien es mejor poner rumbo al punto de partida (a más de 25 kilómetros). Reinó la sensatez, en esta ocasión, y nos vamos con una ruta bonita por la sierra de la Demanda, a la que prometemos volver. Queda por mucho subir y por descubrir para nuestros ojos. En esta ocasión también fue el sorprendente puerto de la Pradilla, además del colosal alto de la Cruz de la Demanda. Pero habrá más...