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Salamanca-Ávila en la Vuelta a España



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Hoy por hoy el ciclismo profesional parece dejar de un lado las etapas de fondo, esas de 220-240 kilómetros, con puertos (o sin ellos), que dan como resultado jornadas maratonianas, que generan un gran desgaste. No siempre fue así... Hoy día, con la excusa del dopaje (como si no hubiera dopaje en las pruebas de velocidad, como si fuera patrimonio de las de resistencia), rara vez los organizadores de las grandes vueltas por etapas, sobre todo Vuelta y Tour (esto es, ASO), las programan.

Y no, no siempre fue así. Un ejemplo de estas etapas de fondo es la Salamanca-Ávila, de unos 220 kilómetros, que atravesaba los puertos de Peñanegra, Serranillos y Navalmoral. El formato se programó en cuatro ocasiones, si bien hubo etapas similares, saliendo de Béjar (y con los mismos puertos), aunque más corta.

Veamos cómo fueron esas cuatro etapas "Salamanca-Ávila" en la Vuelta a España:

1983: Hinault y la Masacre de Serranillos


En 1983 tuvo, lugar la, quizá, etapa más famosa de la historia de la Vuelta. Fue en la Salamanca-Ávila, a pocos días de la finalización de la Vuelta cuando el "tejón" desplegó toda su furia sobre las rampas de Serranillos, yéndose con Lejarreta y Belda hacia la meta situada en el velódromo de Ávila.








1992: Duelo a tres en la misma muralla
En 1992 tuvo lugar una de las Vueltas más emocionantes de la historia, sino la que más, con el duelo entre tres magníficos corredores: Tony Rominger, Jesús Montoya y Pedro Delgado. Las alternativas se sucedieron durante toda la carrera y la jornada de Ávila se presentaba decisiva. Delgado lo intentó en Serranillos e insistió en el mismísimo empedrado abulense, forzando de tal manera que el propio Rominger se fue al suelo...







1993: la menos decisiva
En 1993 la etapa Salamanca-Ávila llegó muy pronto, en la quinta etapa, y no fue tan decisiva como en las otras ocasiones. Llegó en solitario uno de los gregarios más carismáticos de Delgado e Indurain, el gran Marino Alonso, y los favoritos, por detrás, en un grupo reducido...








1995: La exhibición de Jalabert

En 1995 la Vuelta vivía el duelo entre Abraham Olano y el francés del equipo ONCE, Laurent Jalabert. La etapa Salamanca-Ávila volvió a programarse pronto de nuevo, como en 1993, pero justo tras la crono de Salamanca. La fortaleza del equipo de Manolo Saiz, unido al desgaste de la prueba contrarreloj, al perfil quebrado de la etapa y a un exultante francés dio como resultado casi una repetición de la jornada de 1993. El destrozo fue legendario...






La etapa Salamanca-Ávila es un ejemplo de etapa de fondo, de montaña, sin "muros" y que da lugar a grandes movimientos entre los favoritos, un tipo de jornadas que hoy por hoy parece no tener sitio en los diseños de la Vuelta...