La Ruta Ancares 2022


Hace unos años nos acercamos hasta Tejedo de Ancares para acometer dos de las vertientes del gran coloso, Ancares, pero una avería del Comandante Estrada hizo que modificarámos la ruta, quedando algo tal que así (y que fue relatado aquí en su día).  Unos años más tarde se asfaltó la vertiente gallega del alto de Pelliceira, localidad asturiana "en los confines del mundo" y cuya ascensión es de las más duras de la península y una de las grandes desconocidas "para el gran público", lo que posibilitaba hacer el, posiblemente, encadenado más duro y salvaje que haya, por lo menos, en todo el norte peninsular... En poco menos de 30 kilómetros se acumulan más de 1900 metros de desnivel y el encadenado está formado por una subida de 8,3 kilómetros al 8,6% y otra de 11,6 kilómetros al 9,5% (vuestros amigos de esta web subieron Ancares por Pando Zarco atravesando Murias, con lo que se recorta el puerto y la pendiente media se incrementa aún más con un rampón, en el pueblo, de más del 20%), con diez de esos 30 kilómetros a más del 10% de pendiente. Pero vayamos por partes...
Incrustada en el punto central de una semana extraordinaria de puertos, y en la que también hicimos nuestra kedada aniversario, nos citamos en Degaña para hacer una ruta circular que atravesaría un espectacular (y duro) tramo inicial (de más de 40 kilómetros) por la carretera Ibias-Degaña, luego el duro Pelliceira-Ancares, y un tercer bloque de subidas más tendidas, pero que valdrían para sumar más de 1000 metros de desnivel (y con el desgaste que llevas a esas alturas).

Éste es el perfil de la ruta, con esos 147 kilómetros, 4200 metros de desnivel y hasta ocho puertos (puntuables):


Y ahora unas imágenes:



Salimos de Degaña cuando son, en torno, a las 9:15 de la mañana.


El primer puerto del día será el Campillo, subida explosiva (redondeando, algo más de tres kilómetros al 10% de media) y que nos la tomamos con relativa calma. Ahí va esa primera foto en el primer puerto.




Tras un rápido descenso en el que volvemos a enfriar (bastante) llega el momento de la subida a la Campa de Tormaleo, ascensión bastante más suave que el Campillo, pero más larga. Lo que sí me llama la atención de esta zona es la bajada. En el otro sentido tiene que ser... ¡¡¡muy dura!!!





Vuelta a la sombra, algo de frío otra vez en la bajada, y viene el tercer puerto del día (y éste sin cartel): se trata del alto de Porredo, con un duro tramo inicial y, luego, una sucesión de repechos que sigue incrementando el desnivel hasta aproximarse a los 1000 metros.




Poco antes del desvío a Pelliceira la carretera toma sentido ascendente, como de calentamiento... Pero el momento de la verdad llegará en este desvío hascia Folgueiras de Boiro y Pelliceira. Como una afrenta personal, en mi tercer intento por tratar de llegar a Pelliceira, me tomo esta subida como no debiera tomarse si eres cicloturista: como si la ruta acabase en la cima de esta subida, y no 90 kilómetros y 5 puertos más allá... Era un duelo entre esta subida y yo.

Tras el desvío las pendientes se van por encima del 10%, pero se agradece el buen estado de la carretera hasta Folgueiras de Boiro. Luego...



La subida a Pelliceira tras Folgueiras de Boiro está muy rota por momentos, con muchos baches, "agujeros", gravilla, lo que incrementará la sensación de dureza.




Pero lo mejor de esta subida es esta llegada a la localidad: Pelliceira parece sacada de una obra de esas de Tim Burton, tras dejar atrás el "infierno" (en forma de rampas) llegas a este lugar paradisiaco.





Y, al fin, logro alcanzar Pelliceira, tras tantos años e intentos.






La bajada de Pelliceira por Galicia es  "muy brusca", y me la esperaba en peor estado... pero no, me llevo una sorpresa y nos deja "hacer fotos" con relativa tranquilidad.


Y la conexión con la carretera que se dirige al puerto de Ancares...




Con el grupo muy disgregado, arrancamos Ancares. No hay prácticamente llano entre Pelliceira y éste, con lo que la posibilidad de recuperar mínimamente está descartada. Ancares, con buen asfalto en estos primeros kilómetros, y ya con señalización (no como once años atrás)



Como la otra vez, opto por meterme por la izquierda (y recortar el puerto)...

Pero la osadía tiene estas cosas: el rampón increible para salir de Murias...



La rampa nos deja en el desvío a Pandozarco, la vertiente más dura de este puerto. De frente se puede continuar hacia Balouta.



Rampas de más del 10%, rectas interminables y calor, mucho calor aquí. Lo más increible de este puerto es lo rectilíneo que es. No hay curvas, se sube "de frente" hacia Cruz de Cespedosa, allá donde esta carretera confluye con la de Piornedo y la de Balouta, allá donde a alguien de Unipublic se le ocurrió hacer un final de etapa hace unos años, toda una herejía, coronando el puerto casi tres kilómetros más arriba. Pandozarco, como Pelliceira, es otra localidad con hadas, brujas, estrellas saliendo detrás de los tejados y una encantadora fuente que rompe con el sufrimiento que infringe en las piernas las poderosas rampas que acabamos de derrotar...



A estas horas de la subida voy ya con Manolín y el resto va llegando, como en esas etapas de montaña del Giro (antiguas) a la cima del puerto de Ancares, que se ve lejano y cercano a la vez.


Ancares, otra vez por Pandozarco, once años después, y con la grupeta. Un momento de esos que siempre recordarás.



En el kilómetro 72, el puerto de Ancares, la cumbre de esta ruta, seguramente, del año.







Nunca nos deja de sorprender la vertiente de Tejedo, con sus durísimos cinco kilómetros finales, allá donde la media se va por encima del 11%.


Tras pasar por varios bares que encontramos abiertos, pero que no nos ofrecen la posibilidad de comer, seguimos camino vaciando energías en el puerto de Lumeras. Será el sexto del día.




Se acerca el avituallamiento...


El repostaje llegará en Fabero, tras una cómoda bajada de Lumeras. "Asaltamos" un supermercado y preparamos unas bocatas que comemos en la calle. Una recarga que se hacía esperar, puesto que hasta este kilómetro ciento y pico no habíamos podido repostar "adecuadamente".



Y ya tras un tiempo de dispersión volvemos a arrancar para subir el alto de la Mina, primero, y seguidamente el alto de Valdeprado, con el que prácticamente concluimos la ruta, puesto que, desde su cima,  habrá sólo bajada hasta Degaña.



Valdeprado nos servirá para entrar en Asturias de nuevo. Un puerto cuya carretera era privada hasta hace unos años, y que conectará, ya en la bajada, con el pueblo de Cerredo.


No encontramos cartel de puerto, pero sí éste precioso mirador (Mirador de la Coriza) en la cima, que servirá para inmortalizarnos en la octava subida del día, la última de esta fenomenal ruta.


Pablo avisa del siguiente objetivo...





Bajada rapidísima, aún con luz, y celebración como se merece.

Gracias, grupeta, por este extraordinario día y esta ruta inolvidable. Es difícil explicar con palabras lo que une siente tras un día como el que pasamos pedaleando este 14 de octubre de 2022. Ya tenemos, para nuestro baúl personal, otra ruta inmortal.



La ruta, en Strava:

 

 

FOTOS: Luis Valín y propias