39x28 ALTIMETRÍAS
Vivir para siempre






Después de una víspera en la que rodé con 40 grados (tu cuerpo se acostumbra a lo que le echen, así que deja de quejarte) para subir Sotillo de Cabrera y Mirador de Orellán, esos kilómetros del principio eran todo un regalo para mi organismo. Ahora el termómetro marca 15 grados.

Poco antes de llegar a Peñalba de Santiago giro a la izquierda y afronto un durísimo tramo que hace doce años no estaba asfaltado. Por aquel entonces nos hicimos una foto en el pueblo...pero ahora la historia es otra, éste es un escalón más hacia el Llano de las Ovejas, uno de los puertos más majestuosos de la península.



Tras más de tres tortuosos kilómetros (Escartín dice que son al 12% de media...) alcanzo este cruce y salgo a la subida principal del Morredero, ahora con un asfalto liso.



Primero llego al desvío a la estación de esquí (sí, lo que será meta de la Vuelta 2025) y, poco después, al propio puerto del Morredero, donde me inmortalizo para los y las fans de esta web (si usted pincha en la imagen le llegará esa misma foto firmada y besada por el autor de la página).



Pero no todo acaba en el Morredero... Bueno, la Vuelta sí, pero el puerto sigue y alcanzo los Portillinos (a casi 1900 metros de altitud, no como indica la imagen). La herradura para llegar ahí es una de las más escénicas que he tenido el gusto de publicar en esta web.


El puerto no acaba en Portillinos, sino que entrará en una fase de cresteo para acometer, finalmente, otro escalón más que llega hasta los 1959 metros de altitud. Todo, en casi 35 kilómetros desde Ponferrada, y el altímetro con más de 1600 metros de desnivel: dejad de engañar a la gente con que en España no hay puertos.
¡Ya está bien de ignorancia!
¡Allá vosotros con vuestros intereses empresariales, pero dejad de engañar YA!

Y luego me sumerjo en una colosal bajada (que luego subiré) hacia Corporales.


El desvío, en pleno descenso de Peña Aguda, hacia Castrillo de Cabrera...

Reivindicando la sierra de la Cabrera siempre en estos lares.




Tras tamaño coloso venía Carbajal, cuyas fotos, para que os enamoreis un poco, podéis ver aqui arriba. Toda una pequeña joya que hace meter más de 400 metros de desnivel.

Sin descenso apenas, me dirijo a Truchas...

El desvío al puerto del Peñón, uno de los puertos de paso más duro de la península, por supuesto también inédito en la Vuelta (blablabla).

No encuentro bar ni tienda abiertos en Truchas y tengo que irme otro kilómetro más allá hasta esta gasolinera donde me avituallo antes del último del día: Llano de las Ovejas por Truchas (18 kilómetros al 4,5%)



La primera parte, hasta Corporales, tiene sentido ascendente muy leve...


Pero luego, poco a poco, la ascensión va tomando un cariz colosal. Lo había bajado hacía unas pocas horas, pero en subida es otra cosa y se me hace eterno...




En 94 kilómetros más de 3000 metros de desnivel con dos vertientes del Llano de las Ovejas enlazadas (y eso que tuve que sumar otros dos kilómetros para buscar alimento...).


De nuevo el tramo de cresteo entre el Llano de las Ovejas y Portillinos, el cual roza lo celestial.

De nuevo aquí con mi Bianchi.





Sólo me quedarán unos 27 kilómetros para llegar a Ponferrada y cerrar una ruta colosal de nuevo en la Sierra de la Cabrera: queremos vivir para siempre para poder volver de nuevo.
Hace muchos, muchos años, aquí escribí una crónica homenaje a una ruta que quise titular "De aquí nadie sale vivo".
Era un pequeño recuerdo al teclista de una de mis bandas favoritas: Ray
Manzarek, de The Doors. Fue en la sierra de la Cabrera un día de mayo
de 2013. ¿Te acuerdas? Porque mis piernas y mis pensamientos aún
recuerdan aquel descenso de Fonte da Cova cuando casi no quedaban horas
de luz, tras un día larguísimo y eterno con dos compañeros de fatigas
que me ayudaron como sólo lo hacen los buenos amigos...
Un año después osé, de nuevo, enfrentarme a la Sierra de la Cabrera, al gigantesco Fonte da Cova (inédito en LA VUELTA A ESPAÑA) con más de 35º y una grupeta a la que adoraba. Me senté en un banco en el pequeño pueblo de Carucedo y empecé a escribir sobre el amor, en aquel día en que lo pasé tan mal, en aquel día que pensaba que no pasaría... De aquí nadie sale vivo, segunda parte. Dos experiencias en esa sierra y muy similares.
Hace unos meses o hace unos años o hace un tiempo, me comentaban sobre la idea de volver a esa sierra, a ese lugar, pero una historia nunca se escribe dos veces, una historia está para contarla una sola vez tal y como ocurre, no como queremos que ocurra. Once años después volví a la sierra de la Cabrera, al gigantesco Llano de las Ovejas y ahora, ahora recuerdo ese grito de Oasis, ese grupo que escuchaba hace muchos años, otro de mis grupos favoritos, que decía "Vivir para siempre". Quiero subir más que nunca, quiero extenuarme durante 35 larguísimos kilómetros, pero ya no quiero pensar que "de aquí nadie sale vivo": "quiero vivir para siempre", no morir a los 27 años como aquellos rockeros, como aquel Jim Morrison de The Doors, aquel Kurt Cobain de Nirvana, y tantos otros.
Un año después osé, de nuevo, enfrentarme a la Sierra de la Cabrera, al gigantesco Fonte da Cova (inédito en LA VUELTA A ESPAÑA) con más de 35º y una grupeta a la que adoraba. Me senté en un banco en el pequeño pueblo de Carucedo y empecé a escribir sobre el amor, en aquel día en que lo pasé tan mal, en aquel día que pensaba que no pasaría... De aquí nadie sale vivo, segunda parte. Dos experiencias en esa sierra y muy similares.
Hace unos meses o hace unos años o hace un tiempo, me comentaban sobre la idea de volver a esa sierra, a ese lugar, pero una historia nunca se escribe dos veces, una historia está para contarla una sola vez tal y como ocurre, no como queremos que ocurra. Once años después volví a la sierra de la Cabrera, al gigantesco Llano de las Ovejas y ahora, ahora recuerdo ese grito de Oasis, ese grupo que escuchaba hace muchos años, otro de mis grupos favoritos, que decía "Vivir para siempre". Quiero subir más que nunca, quiero extenuarme durante 35 larguísimos kilómetros, pero ya no quiero pensar que "de aquí nadie sale vivo": "quiero vivir para siempre", no morir a los 27 años como aquellos rockeros, como aquel Jim Morrison de The Doors, aquel Kurt Cobain de Nirvana, y tantos otros.
Antes
de las ocho de la mañana del 10 de julio de 2025 me encuentro en
Ponferrada presto y dispuesto para afrontar uno de los mejores puertos
de paso de la península. En una noticia de hace unos días, en el
"Diario As", Escartín, el director técnico de la Vuelta, señala que
Morredero, uno de los finales de etapa de este año (2025) se acometerá
por su vertiente del alto de la Cruz. Cuando leí eso pensé, para mis
adentros, que seguramente As, que se adelanta a todo, será marcado "con
una cruz" por filtrar tal noticia. A muchos blogs, a muchas web, les
ocurren esas cosas, así que yo tendría cuidado: desde aquí todo mi
ánimo a los redactores de este diario.
Vuelvo
a la ruta, y me dirijo al pequeño alto de San Lorenzo, leve dificultad
que forma parte del global y que "cae" sobre San Esteban de Valdueza.
Doce años después giro hacia Peñalba y mi dulce compañera flota sobre
la carretera sombría hacia esa vertiente del Morredero que se llama
alto de la Cruz.
Éste es el perfil de la ruta:
Pincha en el perfil para ver la ruta en Strava.
Y ahora unas imágenes:






Después de una víspera en la que rodé con 40 grados (tu cuerpo se acostumbra a lo que le echen, así que deja de quejarte) para subir Sotillo de Cabrera y Mirador de Orellán, esos kilómetros del principio eran todo un regalo para mi organismo. Ahora el termómetro marca 15 grados.

Poco antes de llegar a Peñalba de Santiago giro a la izquierda y afronto un durísimo tramo que hace doce años no estaba asfaltado. Por aquel entonces nos hicimos una foto en el pueblo...pero ahora la historia es otra, éste es un escalón más hacia el Llano de las Ovejas, uno de los puertos más majestuosos de la península.



Tras más de tres tortuosos kilómetros (Escartín dice que son al 12% de media...) alcanzo este cruce y salgo a la subida principal del Morredero, ahora con un asfalto liso.



Primero llego al desvío a la estación de esquí (sí, lo que será meta de la Vuelta 2025) y, poco después, al propio puerto del Morredero, donde me inmortalizo para los y las fans de esta web (si usted pincha en la imagen le llegará esa misma foto firmada y besada por el autor de la página).



Pero no todo acaba en el Morredero... Bueno, la Vuelta sí, pero el puerto sigue y alcanzo los Portillinos (a casi 1900 metros de altitud, no como indica la imagen). La herradura para llegar ahí es una de las más escénicas que he tenido el gusto de publicar en esta web.


El puerto no acaba en Portillinos, sino que entrará en una fase de cresteo para acometer, finalmente, otro escalón más que llega hasta los 1959 metros de altitud. Todo, en casi 35 kilómetros desde Ponferrada, y el altímetro con más de 1600 metros de desnivel: dejad de engañar a la gente con que en España no hay puertos.
¡Ya está bien de ignorancia!
¡Allá vosotros con vuestros intereses empresariales, pero dejad de engañar YA!

Y luego me sumerjo en una colosal bajada (que luego subiré) hacia Corporales.


El desvío, en pleno descenso de Peña Aguda, hacia Castrillo de Cabrera...

Reivindicando la sierra de la Cabrera siempre en estos lares.




Tras tamaño coloso venía Carbajal, cuyas fotos, para que os enamoreis un poco, podéis ver aqui arriba. Toda una pequeña joya que hace meter más de 400 metros de desnivel.

Sin descenso apenas, me dirijo a Truchas...

El desvío al puerto del Peñón, uno de los puertos de paso más duro de la península, por supuesto también inédito en la Vuelta (blablabla).

No encuentro bar ni tienda abiertos en Truchas y tengo que irme otro kilómetro más allá hasta esta gasolinera donde me avituallo antes del último del día: Llano de las Ovejas por Truchas (18 kilómetros al 4,5%)



La primera parte, hasta Corporales, tiene sentido ascendente muy leve...


Pero luego, poco a poco, la ascensión va tomando un cariz colosal. Lo había bajado hacía unas pocas horas, pero en subida es otra cosa y se me hace eterno...




En 94 kilómetros más de 3000 metros de desnivel con dos vertientes del Llano de las Ovejas enlazadas (y eso que tuve que sumar otros dos kilómetros para buscar alimento...).


De nuevo el tramo de cresteo entre el Llano de las Ovejas y Portillinos, el cual roza lo celestial.

De nuevo aquí con mi Bianchi.





Sólo me quedarán unos 27 kilómetros para llegar a Ponferrada y cerrar una ruta colosal de nuevo en la Sierra de la Cabrera: queremos vivir para siempre para poder volver de nuevo.