Un día en la Vuelta
estrenando Gamoniteiru



Desde el momento en que se supo que el Gamoniteiru sería final de etapa en la Vuelta no dudé ni un momento en donde quería estar el 2 de septiembre de 2021.  Tenía pensado subir en bicicleta con mi grupeta, creía que sería un día soleado o al menos una  jornada en la que luciera esa sin igual parte final que enamora a cualquiera. Pero las previsiones no eran buenas, las "agendas" no se coordinaron y me fui en solitario hasta la cima de la Cobertoria. Me daba igual todo: sólo quería ver la etapa en el rincón más bello que existe.


Aparco el coche y comienzo a encontrarme con gente que he tenido el placer de conocer por  culpa de esta web: un fuerte abrazo a Luis.



Me voy caminando, primero, Cobertoria abajo (hacia Quirós) y no son ni las 10 de la mañana. Pero ya hay gente, camiones, coches...




Jamás encontraré las palabras exactas para definir  tan claramente lo que siento por este puerto, por este rincón del que tengo que vivir alejado desde hace 10 años.



Como aún es pronto, muy pronto, me acerco hasta el desvío al Gamoniteiru, donde los operarios prosiguen con sus trabajos de preparación del recorrido...


Opto por subir al Gamoniteiru a pie y descubro una faceta oculta en mí: a veces subo más rápido andando que en bicicleta. Claro, tenía ganas de ver esa meta allí arriba, pero...



Cuando llego a los 500 metros finales me encuentro con que no dejan pasar así que opto por darme la vuelta, claro...



Voy descendiendo y me encuentro con mucha gente: Heri Frade (ahí va un abrazo), el gran Jaume Palomar (venga otro abrazo), Pablo (y ahí va un abrazo más), a JaviLindes, a una pareja astur-madrileña, a unos aficionados de Zamora, a Berto y  los  muchísimos seguidores de esta web que me saludaron hoy: os lo agradezco muchísimo.



Y éste con el que poso no es otro que el gran Chambat.


Y ya en la Cobertoria, prestos y dispuesto a comer algo y ver el paso de la carrera...



Él también quiso ver la etapa y no perdió detalle mientras se comía una loncha de queso.





Y cuando ya son más de las tres de la tarde pasa la carrera con esta ingente cantidad de público en el "Templo Sagrado", que no es otro puerto que la Cobertoria, por si aún usted, despistado lector, no se ha dado cuenta que  aquí se idolatra esta subida por encima de todas.





Tras el paso por la Cobertoria nos lanzamos hacia el Prau Llagüezos y el sendero que lo une con la carretera del Gamoniteiru a poco más de cinco kilómetros de la cima. Sendero llano, sin apenas dificultades y que cualquiera puede atravesar incluso con tacón de aguja. Mañana mismo usted puede comprobarlo.



Como la cabra tira al monte, comienzo a caminar hacia arriba buscando una rampa...



...y en lugar de una rampa, lo que me encontré fue a esta chavalina que me sonaba de algo. Claro, tantas veces soñamos y hablamos sobre la Vuelta en el Gamoniteiru que no nos podíamos permitir  no verlo, y además juntos.  Aprovecho para enviar un fuerte abrazo a Álvaro y a su mujer, aparte de a la moza ésta de la foto.


Y luego, entre amigos, nos pusimos a ver el transitar rápido o menos rápido, agotador, exhausto, de los ciclistas, al fin, en el alto del Gamoniteiru, el mejor puerto del mundo, como siempre lo llama un buen amigo que hoy hace vida a miles de kilómetros. Sólo espero y deseo que el Gamoniteiru dé vida, mucha vida.
Y esto es todo.