Repoker en Gredos



Recuerdo que, hace unos días, en la cena de la Borrachera de Puertos, el bueno de Adrián me comentaba que, seguramente, prepararse para una Marcha Cicloturista para ir a hacer tiempo era ir contra el "cicloturismo que pregono". No, yo aquí no pregono ningún cicloturismo (como exactamente le contesté): cada cual es libre de ir a una marcha cicloturista o no; cada cual es libre de ir a competir a una marcha cicloturista o no; cada cual es libre de gastarse sus cuartos como quiera, faltaría más. En esta web, de hecho, hemos hablado de alguna que otra marcha cicloturista, y os reconozco que alguna, por el sur, me tienta desde hace años. Quizá algún día...

Haced lo que querais, id donde querais... La mala meteorología me había dejado una sensación amarga, porque, sí, lo de juntarse tras muchos años había sido extraordinario, pero las piernas  y la cabeza me exigían una ruta a la altura, una ruta de 4000 metros, un día entero entre puertos, de sol a sol a poder ser. "Marce, tenemos que hacer rutona en Gredos", esas fueron las palabras de Chambat y, entre mi ansia de ruta y su sugerencia, nos embarcamos el viernes 6 de mayo hacia Ramacastañas, uno de esos lugares ideales para hacer este tipo de recorridos: en un excelente cruce de caminos (carretera nacional hacia Ávila por el puerto del Pico y la del valle del Tiétar, que transcurre por el sur de Gredos, también al pie de Mijares, Serranillos, Pedro Bernardo,...), a poca altitud (en torno a 390 metros) y salida en subida hacia Arenas de San Pedro y múltiples puertos (Portezuelo de Mari Lucas, Nogal del Barranco, Refugio de Mingo Fernando, Centenera, Machaconas, El Pico, Serranillos, Pedro Bernardo,...). Hacía cerca de tres años de mi anterior ruta por la zona (la pandemia, amigos...) y ya lo echaba de menos: Ramacastañas, os lo sugiero.



Unos días antes le envíe un perfil similar a éste a Chambat y debió emitir un suspiro tan grande que dicen que cayó una tormenta de granizo por las calles donde vive, que ni los más viejos del lugar recuerdan una cosa igual.  En el perfil definitivo que nos sale he obviado la bajada (¡qué guapo queda con final en el Pico!)


Y ahora unas imágenes de la ruta:



Con la equipación de gala, en Ramacastañas, con un día soleado, temperatura excelente para la práctica del cicloturismo (15-20 ºC), posamos antes de "la tormenta de puertos".




VÍDEO


Y es que en Ramacastañas ya empezamos a subir hacia Arenas de San Pedro por una carretera en muy buen estado, y que contaba con utilizar en bajada para llegar a nuestro punto de partida...



Casi 200 metros de desnivel, un pequeño descenso a Arenas de San Pedro, y nos metemos de lleno en el espectacular collado de la Centenera. Más de 15 kilómetros,  más de 800 metros de acumulado, lo que sumado a lo anterior nos dejaba, en la cima, en torno a los 1000 metros de desnivel.



Vamos atravesando los pueblos de El Hornillo y el Arenal, y le comento a Chambat las múltiples opciones que estamos dejando y que serán platos principales en futuras rutas. La zona, le indico, es puro caviar para los amantes de los puertos...





En menos de 23 kilómetros llegamos a la cima de la Centenera, que ahora cuenta con señalización kilómetro a kilómetro de la pendiente media y de la altitud, un estupendo trabajo el del Centro Bajo Tiétar. Aquí, posando en el cartel del puerto de la Centenera, primero del día.

La bajada, no emitida por la televisión, y de la cual no hay tampoco fotografías, la hacemos por la vertiente de Collaritos, con un precioso tramo, bastante empinado, y de hormigón, que nos deja, en nada, en Cuevas del Valle, y que permite recortar unos cuantos kilómetros.



Y ya sin más dilación, el puerto favorito de la web en este sistema montañoso: Serranillos. El 6 de mayo de 1983, hacía 39 años exactamente en este día de nuestra ruta, Bernard Hinault, mito del ciclismo, lo puso en el mapa de la historia ciclista, incultos. Pero hay más: casi 1000 metros de desnivel, paisaje descomunal, pendiente ideal para cicloturismo (sin rampones), precioso paso por San Esteban del Valle... Serranillos es el Rey de Gredos sin discusión y sólo espero que la Vuelta, el año que viene, en el 40 aniversario de una de sus etapas más legendarias, esa de Hinault contra Gorospe, sepa hacerle un homenaje, a Serranillos, a la altura. Guillén, Escartín, no es sugerencia, es exigencia.







Con solo 55 kilómetros de ruta, embelesados por las vistas, por el día, por los números, culminamos Serranillos con casi 2000 metros de desnivel. Palabras mayores.



¡¡¡El rey de Gredos, incultos!!!



Los puertos los hacen grandes los ciclistas, y uno de los grandes, para nosotros, siempre será el Chava. ¡¡¡Siempre Chava!!!






¡¡¡La hora del bocata!!




Una vez finalizada la comida nos ponemos en marcha para afrontar Mijares, yendo por la carretera que une Navarrevisca y Villanueva de Ávila, con múltiples repechos.








Y aquí estamos en Mijares, que por esta vertiente cuenta con excelentes vistas, como se puede comprobar en las imágenes de arriba. Chambat, exaltado, se quita el maillot, se une con la afición, exaltada, que nos recibe en la cima del puerto, y yo me pongo a danzar junto a ellos. La fusión entre fans de la web y los esforzados ciclistas es total, pero, lamentablemente, no hay imágenes de ello.


La otra vertiente de Mijares, la sur, deleite para los sentidos.
No se puede ir uno de aquí sin inmortalizar el momento



El cuarto es Pedro Bernardo, donde vamos a superar ya los 3000 metros de desnivel. Pedro Bernardo, con una pendiente algo más liviana que los anteriores, con casi 20 kilómetros, ya empieza a decirnos que esto es duro...





Con casi 3500 metros de desnivel acumulado, comento a Chambat que es hora de modificar la ruta planeada. No me había percatado de que un final ideal para culminar, y en el que sobrepasaríamos los 4000 metros, era el del puerto del Pico por su vertiente del Sidrillo, la cual podíamos afrontar sin llano, desde San Esteban del Valle. Un enlazado de manual para rematar una ruta impresionante en Gredos.


Tras repostar algo en San Esteban del Valle nos ponemos a pedalear rumbo al quinto del día: hacer cima en el puerto del Pico era una obligación.




Esta vertiente del Pico, por el Sidrillo, sin tráfico apenas, con rampas sostenidas en torno al 7%, va machacando definitivamente las fuerzas.




Y el quinto, el defnitivo en este día, es el puerto del Pico.
Como le comento a Chambat, posiblemente haya sido la mejor ruta que he podido en este lugar llamado Gredos, sierra de la que estoy enamorado. Y con la grata compañía de Chambat, mejor aún. Disfrutar días así no tienen precio: esto es imposible medirlo en dinero.


Fijaos que vistas desde el puerto del Pico, con la calzada romana que lo atraviesa, y la serpenteante carretera, también recomendable, amigos. Desde su cima, 23 kilómetros casi siempre favorables, hasta Ramacastañas, nuestro punto de partida.




Finalizamos con estos números un día extraordinario.




¡A vuestra salud!
¡Nos vemos en los puertos!