EN BUSCA DE SIBERIA


  
El pasado 14 de marzo nos citamos en Horcajo de los Montes para acometer una ruta cicloturista diferente, sin grandes puertos, sin el aliciente de otro puerto CIMA, pero con el interés por rodar y conocer una de las zonas más alejadas de todo en la península.  La historia comenzó cuando hablamos unos días antes para planear algo en un año en el que no he podido coincidir con Sergio todo lo  deseable: casi sin rutas "cafeteras", bien en Perales del Río, bien en San Martín de la Vega. Los horarios, amigo, son como son.  Le fui planteando alternativas para el día en cuestión y se lanzó a por una de las que más respeto me imponía, una que contaba con  un largo viaje de coche y toda una sucesión de "trampas" en bicicleta: la ruta de Horcajo de los Montes, en pleno Parque  Nacional de Cabañeros, una ruta circular que pasaría de Ciudad Real hacia Badajoz por la comarca de La Siberia.



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Comenzamos a dar pedales en torno  a las 9:30. La ruta era dura y mejor tener bastante tiempo por delante (bastantes horas de luz) para pedalear con relativa calma (pero sin pausa). Horcajo de los Montes, como su propio nombre indica, está entre montes, por lo que ya la salida de la localidad será en subida, en dirección a Navalpino y Arroba de los Montes.

Esto es Horcajo de los Montes, localidad de partida de la ruta (y de llegada)
Y tras una serie de toboganes arranca el primer puerto del día, uno de los más desconocidos de la provincia y con números respetables: el Cerro de la Moheda. Por esta cara norte cuenta con algo más de 4 kilómetros y zonas enteras a más del 8%, con una carretera en un estado excelente.

Aquí Sergio coronando el Cerro de la Moheda (en el que no hay cartel)
Proseguirán los "toboganes" tras este primer paso montañoso del Cerro de la Moheda, hasta unos 2-3 kilómetros antes de Arroba de los Montes, donde habrá que tomar un desvío hacia Puebla de Don Rodrigo por una carretera en un estado, se puede decir que, infame: estrecha, con asfalto muy irregular, botosa y con un sorprendente volumen de tráfico... Por la localidad de Arroba de los Montes observamos algunas pancartas con el lema "Mina NO, Vida SÍ". Buscando información sobre esto  me encontré con que hay constituida una Plataforma contra una mina de titanio en estos parajes y también hay ciudadanos que están a favor... Desde mi posición, como  natural de las cuencas mineras asturianas, ahora fuera de ellas, como mucha otra gente que ha tenido que irse por  la poca o nula defensa de la industria por parte de los partidos gobernantes, no hay más que ver  como rebosaban vida hace 20 y 30 años las cuencas del Nalón y el Caudal, y como palidecen cada vez más ahora sin industrias...
Volviendo a la ruta, en Arroba de los Montes iniciamos la ascensión al collado de los Pilones, puertaco  más bien duro, agravado por la deteriorada carretera.



El Collado de los Pilones se corona tras unos tres kilómetros de ascenso muy escénicos, con alguna herradura y largas rectas a más del 11%. Ni que decir que tampoco habrá cartel en la cima... Tras esta ascensión se sucederán más toboganes hasta alcanzar la cima del puerto del Rocino por el cual descenderemos hasta el río Guadiana (y el espectacular meandro que describe su curso aquí) y continuar a Puebla de Don Rodrigo, punto del primer avituallamiento del día.


Al fondo, Puebla de Don Rodrigo; el puente sobre el río Guadiana y el meandro, que se adivina en esta imagen.



Ya hemos descendido el puerto del Rocino y nos aproximamos a Puebla de Don Rodrigo


Un primer avituallamiento, tras las dos duras ascensiones realizadas y unos 50 kilometros ya en las piernas.



A la salida de Puebla de Don Rodrigo nos encontramos con obras de reasfaltado en la N-430. Como veis, para la zona central y no para el arcen, por donde habitualmente pasan ciclistas...


Entramos ahora en la fase más cómoda de la ruta puesto que a pesar de tener que afrontar el puerto de la Peñuela, será uno de los más suaves del día. Un tramo que transcurre por la N-430, la cual está en muy buen estado, y en el que también habrá, como no, más toboganes.




Tras varios kilómetros alcanzamos la carretera que tomará dirección norte por Villarta de los Montes y Bohonal, dos únicas localidades  de todo este trayecto...


Tras esta recta comienza la subida a Morra del Verdugo que servirá para entrar, de nuevo, en la provincia de Ciudad Real (y es que esta carretera, durante varios kilómetros, transita entre la citada provincia y la de Badajoz).



Esta zona, sin referencias prácticamente, se hará interminable para Sergio, quien  me confiesa que está harto de toboganes. Le había avisado de la dureza, aunque el trazado  nos sorprendió a pesar de todo.


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La Porrilla hará de límite entre Ciudad Real y Badajoz, entrando en la segunda nuevamente. Allá abajo se ve Villarta de los Montes, donde tomaremos un segundo avituallamiento y, más al fondo, el embalse de la Cijara, el cual habrá que atravesar para afrontar el gran puerto pacense del día: el escénico La Rañuela.


Ya en Villarta de los Montes nos habían avisado del pésimo estado de la carretera que se dirige a Bohonal, plena de baches, y la cual sigue sin reparación, a pesar de las promesas de reparación de la misma (noticia de 2017, noticia de 2018). A la salida nos encontramos con este cartel avisando de que durante ¡¡¡23 kilómetros!!! la carretera está en mal estado...


Descendemos hacia el embalse de la Cijara, lugar idílico, como bien se puede ver en estas imágenes, y comienza la ascensión al tercer gran puerto del día: la Rañuela.



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La Rañuela, subida muy escénica en su primera parte, se eleva por encima del embalse y serpentea en busca del monte que da nombre a la subida, y por la que se la conoce en estos parajes (al igual que La Porrilla).


Coronado este alto de La Rañuela no estará todo hecho, sino que aún habrá que afrontar más pequeños puertos de 2-3 kilómetros por una carretera interminable, destrozada ya cerca de Bohonal.



Los pasos de Navalpontón y Raña del Cementerio (que arranca de Bohonal) nos sirven para acercarnos a ese límite de provincia y el final de la ruta: la carretera y el paisaje no deja de sorprender, zonas muy arboladas, verdes incluso y que en competición seguramente, como comentamos, darían mucho juego.



Tras la Raña del Cementerio vendrá el tramo más llano de todo el recorrido y que nos conducirá primero al cruce, en que seguimos hacia Horcajo de los Montes y, seguidamente, al límite con Ciudad Real, dejando definitivamente la Siberia, esa comarca tan lejos de todo y que pudimos saborear, al menos en parte. Para otra ocasión quedarán rutas conociendo localidades como Herrera del Duque o Helechosa de los Montes...


No podíamos culminar la ruta sin inmortalizarnos en el cartel de Badajoz, otra provincia más por la que hemos pedaleado juntos, además. No acababa ahí la ruta, sin embargo: otra subida más esperaba, la del Cerro de Navalenguas, antes de bajar, definitivamente a Horcajo de los Montes, y concluir una excelente ruta que prometía...y cumplió con creces.