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Así se siente el Tour en Euskadi
Nos alojamos en Amezketa, en Guipuzkoa, lugar de paso de la clásica de Ordizia, la cual se celebra unos días después del Tour, como bien nos indica José Ignacio, dueño de nuestro "hotel-base".
Sobre la marcha optamos por ir a ver la carrera al Vivero, puerto que vamos a alcanzar tras subir por una entretenida vertiente de hormigón, tierra, que sale de Galdakao.
...y rampas muy duras.
Faltan aún muchas horas pero el ambiente es increible.
Hasta que poco a poco empiezan a pasar vehículos del Tour y...
Sí, la caravana publicitaria hace acto de aparición y más tarde llegará la carrera, llegarán los ciclistas y aquello es inenarrable: un pasillo humano por el que pasan los ídolos
Tras la carrera nos acercamos a Bilbao, el lugar que ha sido "Grand Depart" por primera vez en la historia, 31 años después de Donosti, las dos únicas ciudades que ha sido salida de la mejor carrera ciclista del mundo, a este lado de los Pirineos.
Un día para la historia el de la salida del Tour, de Bilbao.
Al día siguiente nos acercamos a Donosti y llueve. Las previsiones meteorológicas indican que mejorará a lo largo del día, pero ello no impide que, al igual que muchos aficionados, pateemos la ciudad adornada de Tour.
La genuina Flamme Rouge en las mismas calles de Bilbao, sitio decisivo para el desenlace de la etapa unas horas más tarde.
Faltan todavía horas pero la gente se agolpa contra las vallas. Hay codazos, buen humor, cerveza, picaresca, gruñones y todo en cientos de idiomas.
El podium, rodeado de gente y de ikurriñas.
Nos vamos alejando del tumulto, de la meta del Tour y pasamos junto a una farmacia. Allí cuelga esta Bianchi idéntica a la que me llevó a tantos sitios: debe ser ella, aquella con la que hice tantísimos puertos
Un pequeño vídeo sobre estos días de Tour en Euskadi
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La
salida del Tour de Bilbao era un gran estímulo para acercarse a ver
este espectáculo. El Tour, que tantísimos años había visto por la tele
y escuchado por la radio y leído en los periódicos, estaba cerca,
aunque este año, cosas del destino, todo parece más cerca: el Tourmalet
hace un mes y ahora el propio Tour. Porque a veces las distancias son
más "psicológicas" que "reales". El Tour ya había salido de Euskadi
hace años, en 1992, en plena "era Indurain", pero la repercusión
mediática que ha tenido en esta ocasión se ha circunscrito a la
auténtica afición ciclista: la que hay tanto en Euskadi como en otros
puntos de la península, en otros rincones de Europa y de América y
de... Ahí están esos periódicos que presumen de ser "deportivos" para
darse cuenta de la realidad. Busquen, busquen, ustedes saben de qué
prensa estamos hablando.
Nos alojamos en Amezketa, en Guipuzkoa, lugar de paso de la clásica de Ordizia, la cual se celebra unos días después del Tour, como bien nos indica José Ignacio, dueño de nuestro "hotel-base".
Sobre la marcha optamos por ir a ver la carrera al Vivero, puerto que vamos a alcanzar tras subir por una entretenida vertiente de hormigón, tierra, que sale de Galdakao.
...y rampas muy duras.
Faltan aún muchas horas pero el ambiente es increible.
Hasta que poco a poco empiezan a pasar vehículos del Tour y...
Sí, la caravana publicitaria hace acto de aparición y más tarde llegará la carrera, llegarán los ciclistas y aquello es inenarrable: un pasillo humano por el que pasan los ídolos
Tras la carrera nos acercamos a Bilbao, el lugar que ha sido "Grand Depart" por primera vez en la historia, 31 años después de Donosti, las dos únicas ciudades que ha sido salida de la mejor carrera ciclista del mundo, a este lado de los Pirineos.
Un día para la historia el de la salida del Tour, de Bilbao.
Al día siguiente nos acercamos a Donosti y llueve. Las previsiones meteorológicas indican que mejorará a lo largo del día, pero ello no impide que, al igual que muchos aficionados, pateemos la ciudad adornada de Tour.
La genuina Flamme Rouge en las mismas calles de Bilbao, sitio decisivo para el desenlace de la etapa unas horas más tarde.
Faltan todavía horas pero la gente se agolpa contra las vallas. Hay codazos, buen humor, cerveza, picaresca, gruñones y todo en cientos de idiomas.
El podium, rodeado de gente y de ikurriñas.
Nos vamos alejando del tumulto, de la meta del Tour y pasamos junto a una farmacia. Allí cuelga esta Bianchi idéntica a la que me llevó a tantos sitios: debe ser ella, aquella con la que hice tantísimos puertos
Todo es pequeño al lado del Tour.
Tras
tantas etapas de Vuelta a España, Vuelta a Asturias y otras carreras, a
pie de cuneta, como todo el mundo me doy cuenta que no hay nada más
grandioso que esta carrera. Ya descontamos los días para volver a
paladear otro Tour.
Un pequeño vídeo sobre estos días de Tour en Euskadi