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Esta vez, y nunca mejor dicho, acabamos de hacer cumbre. Más de las 3 de la tarde del 9 de agosto de 2013, cuando estoy hablando por teléfono con mi hermano y mi madre. Procuro cubrirme bien con las gafas para que Tino no vea que tengo los ojos casi llorosos. No sé qué pasa este año, pero son varias las ocasiones en que una ruta, un puerto, ha llegado a emocionarme. En esta ocasión me había marcado ascender la carretera más alta de Europa por su vertiente más dura, pero no encontraba compañía. Sin embargo, unos pocos días antes, Tino, otra de esas "leyendas urbanas" que ha tenido que dejar Asturies por el trabajo, me dice que no va a permitir que ascienda solo hasta ahí. ¡Cuánta gente fantástica te encuentras en la vida y en este deporte maravilloso que es el ciclismo!
¿Por qué esta ruta? La explicación es bien sencilla. Monachil es un puerto clásico en la Vuelta en donde hemos visto batallas de todo tipo, desde la de Valverde con Vinokourov en 2006, hasta la de 2009, con el pinchazo de Evans. Por su parte el Veleta tiene varias vertientes, pero hay una que será utilizada en la Vuelta a España en unos días (la de Haza Llana). Continuamos por Las Sabinas, por la belleza de la carretera, y culminar en el Veleta, con todo esto, ya era, además, una cuestión de orgullo. El puerto más duro de España, con más de 2500 metros de desnivel y un coeficiente APM superior a 600... Suficientes motivos.
Como
es habitual, llego tarde a la cita. En esta ocasión no encontraba la
calle, por lo que, cuando nos ponemos en marcha son ya las 8 y media de
la mañana. El callejeo por la Zubia nos lleva a perdernos varias veces,
subiendo rampones de todo tipo hasta encontrar la dirección
correcta. Pero llegamos a Monachil para ascender el aperitivo del
día, que no es otro que el puerto del mismo nombre (o Purche).
Inicio
francamente duro, con rampones en muchas zonas, y buena temperatura.
Monachil es un puerto que enlaza, tras descender en torno a un
kilómetro, con la carretera de Sierra Nevada, pero la ruta decía que
había que bajar hasta Pinos-Genil para subir el Veleta desde ahí, así
que volvemos a perder los metros ascendidos...
Tras
bajar a Pinos-Genil comenzamos a remontar el valle en busca de la
localidad de Güéjar-Sierra, pero la primera parte es sorprendentemente
dura. Sin duda ésta era una de las zonas que más temíamos por el calor
que pudiera darse, pero la temperatura fue agradable en todo momento.
Güéjar-Sierra
preparada ya para la Vuelta a España y nosotros preparados, también,
para afrontar el tramo más duro del Veleta, el de Haza Llana...
Y
ahí está el famoso tramo de Haza Llana, con sus innumerables
"herraduras". En mi opinión, una lástima capar un puerto como Sierra
Nevada situando la meta en el Dornajo. Sin duda alguna yo finalizaría
en Hoya de la Mora (a 2520 metros de altitud), por aquello de que no
hubiera excesivas quejas por el estado del asfalto. Seguiremos soñando
con eso, pero mejor volvamos al cicloturismo puro y duro (tan duro en
esta ocasión).
Haza
Llana tiene zonas muy duras, pero no extremas. Sería, de tomarse como
puerto único, una ascensión explosiva. Pero para nosotros era una fase
más del día, la segunda en concreto, tras Monachil y antes de la Hoya
de la Mora y la definitiva del Veleta...
Pero
más allá de Haza Llana y su explosividad, lo que más me llamó la
atención durante esta subida, fue la sensación de insignificante que
tiene uno ante un coloso como éste. Y eso ocurrió, sobre todo, a partir
del collado de las Sabinas, con sus grandes curvas y tramos
interminables al 7-8%, acrecentados después al salir a la carretera
general, camino de la Hoya de la Mora.
El
Veleta, rey de reyes, empezaba a asomar cuando ya estábamos por encima
de los 2000 metros de altitud y tras muchísimos kilómetros ascendidos.
Tras
un breve avituallamiento en la Hoya de la Mora (donde hay varios
"chiringuitos") afrontamos la parte final. Estaba, sobre todo, temeroso
ante el estado del asfalto, pues ya había sufrido en demasía el de
Sierra de Lújar unos días antes. Pero la realidad fue otra, pues quedé
sorprendido por el estado de una carretera que está, en general, bien,
salvo algunas curvas, algo "machacadas".
Borreguiles y la laguna de las Yeguas, con el observatoria IRAM a la izquierda.
La
vegetación ya inexistente en la última parte. He ascendido muchos
puertos (y más que me faltan, seguro), pero la sensación de estar ante
algo único como es el Veleta dudo mucho que vuelva a ocurrir. Parecía
la Luna...y seguíamos dando pedales.
La
última parte es una pista en mal estado para "flaca". El asfalto se
acaba a unos 3300 metros de altitud, pero nosotros caminamos y
pedaleamos, igual, hasta los 3398 metros de altitud (y no 3367 como
indiqué en algún red social).
La
felicidad era esto. Llevaba kilómetros diciéndole a Tino que era una
ruta histórica, una ruta para enmarcar. El viento nos respetó, los
dioses están con nosotros.
El
momento más grande: dos asturianos "emigrados", en la cima del Veleta,
tras ascender la carretera más alta de Europa, posando con la bandera
de Asturies. ¡¡¡Puxa Asturies!!!
El
descenso sirve para sacar mil fotografías. Es único, es supremo, es
sublime... Pasan los días y la sonrisa que porto desde el momento que
coronamos persiste.
El avituallamiento, tras hacer cumbre, en la Hoya de la Mora.
No puedo dejar de sacar fotos. El espectáculo visual es único.