Vuelta a Guadarrama


Hacía tiempo que habíamos planeado esta ruta, meses diría, pero no encontrábamos el momento más acertado. Los horarios, la meteorología, nos habían obligado a posponerla hasta que el 10 de junio, al fin, pudimos acometer esta curiosa Vuelta a Guadarrama, a la sierra de Guadarrama, en la que pasábamos tres puertos y tres provincias.
Desde que me vine a Madrid he tenido el gusto de rodar con mucha gente, pero he de reconocer que mi mayor compañero de fatigas es Sergio. Compartimos muchos momentos en el carril-bici de San Martín de la Vega; muchas rutas-café; varias escapadas por los alrededores jalonadas de bocatas, puertos, cervezas, repasos a la actualidad ciclista, risas, que de eso se trata: pasar un buen rato y dejarse los problemas, por un rato, en casa. Él sabe de ciclismo urbano, es de esos que se va al curro así, en bici, por la ciudad, por la inmensa ciudad de Madrid, que tan mal trata al ciclista, al contrario que otras muchas urbes. Sabe de eso ciclismo crítico, de las bicicríticas, otras maneras de ciclismo, dentro del mismo mundo de la bicicleta.
Ya dejo de divagar, que me pierdo, y más si tengo alguna cerveza cerca o, como una de las últimas rutas narrada, empiezo a hablar de música. Es lo que tienen las pasiones...
El perfil de la ruta es éste:



Tras varios intentos frustrados acometemos la tarea de llevar a cabo la ruta el 10 de junio, pero las previsiones anuncian tormentas... Sin embargo no podíamos dejarla pasar ni un momento más, así que empezamos a rodar con estos cielos:


Llueve a cántaros cuando cubrimos los primeros kilómetros. Hasta San Lorenzo del Escorial la ruta prometía un exceso de épica...



Esto es San Lorenzo del Escorial y el Monasterio, con muchos escolares (se notaba la cercanía de las vacaciones). Pero nosotros a lo nuestro, dispuestos a ascender el primero del día: la Cruz Verde.



Espectacular la parte final de esta vertiente de la Cruz Verde. Francamente hay puertos que parece que no valoramos lo suficiente, como éste, posiblemente por la grandeza de los cercanos Abantos o Navacerrada.

Era el primero del día, en el kilómetro 16, como en las rutas grandes: la primera subida ya cerca de la salida...



Aún había buenas caras.


Momento café en Robledo de Chavela antes de afrontar ese terreno "rompepiernas" que comentaba a Sergio repetidamente intentando asustarlo...



Arriba posando a lo "Fausto Coppi".



Y vamos a por el complicado terreno entre Robledo de Chavela y Hoyo de Pinares. Carretera en perfecto estado, con poco tráfico y plena de toboganes (casi puertos algunas ascensiones).



Mediada la subida a la Lancha, en Navalperal de Pinares, tocaba el avituallamiento.



La última parte de la Lancha, muy escénica, con las torretas eólicas. La cara norte, desde Hoyo de Pinares, de este puerto tenía nada menos que 20 kilómetros, irregulares, sí, pero que nos hacían ganar más de 600 metros de desnivel.



Posando en la cima del puerto.



La cara norte, más abierta, más amarilla...




Venía ahora un terreno de grandes rectas, como ésta, que nos llevaba a El Espinar, donde, prácticamente, se inicia el puerto del León (o Guadarrama).





San Rafael, con mucho tráfico, como todo el puerto. Era la primera vez que lo subíamos en bici. Lástima de ese intenso tráfico que, seguramente, echa para atrás a muchos cicloturistas, porque estamos ante un muy buen puerto, con dosis justas de dureza (menos que la cara madrileña, eso sí), y belleza para regalar...

Tremenda paella en mitad de ascensión.




Era el tercero del día, el tercero con cartel y la vuelta a las tres provincias (Madrid, Ávila y Segovia) casi completada. Ya sólo quedaba descender a Guadarrama, tras 115 kilómetros y 2000 metros de desnivel.



Y esto para empezar a recuperar...