-Infierno en Ávila-
Como hace casi cinco años, la obsesión por encontrar la subida más dura de Ávila (en aquel entonces, Asturias) me lleva a bucear en torno a ese paraíso del cicloturismo que es esta provincia. De esa selección que se presenta en el reto CIMA ya podemos decir que hay cuatro ascensiones presentadas en esta frenética semana que son bien merecedoras de esar en el listado pues aunan todos las características posibles, destacando, sobre todo, la de la dureza. Porque Ávila es una provincia que destaca, sobre todo, por puertos tendidos, largos, y en estos días hemos visto que también hay otro tipo de ascensiones más explosivas, sobre todo dos de ellas: presa de Piedralaves y ésta de la Repentina. Ambas parten del valle del Tiétar, ambas culminan en la imponente sierra de Gredos. La primera cuenta con un kilómetro intermedio a una pendiente media del 13,1%, en tanto que esta "brutalidad" que estoy a punto de presentaros lo tiene al 13,5%... Entre el kilómetro 3,3 y el 4,3, el infierno más absoluto, lo más descomunal de la provincia. Ni Serranillos, ni Mijares, ni Pedro Bernardo, ni Arrebatacapas, ni el Collado Mediano, ni Peña Negra, ni Las Erillas, ni Navalmoral, ni Tremedal, ni La Mesa, ni... Ninguna ascensión abulense cuenta con un kilómetro tan duro como el que hay en esta subida de La Repentina.
Iniciamos
la ascensión en La Adrada, en un desvío hacia unos "Viveros" (no hay
ninguna otra indicación). La carretera, impecable, hará que en unos
primeros instantes nos confiemos, pues no hay dureza apenas. ¿Nos
habremos confundido? Parece que no, ya que tras atravesar el paso
canadiense el asfalto empeora y poco a poco aumenta la intensidad de la
ascensión. El bosque nos irá atrapando en sus garras y sin previo aviso
nos tropezaremos con la montaña: 10, 11, 12, 13%... Poco más adelante,
carretera serpeante, muchos baches, asfalto levantado, rampones de
hasta un 21%. "Repentinamente" se presenta La Repentina en todo su
esplendor. Una lástima el estado, infame, de algunos tramos porque
estamos hablando de una subida con mayúsculas. Una terrible herradura
en donde la pendiente se dispara de nuevo al 15% será el canto del
cisne de ese abrumador kilómetro. La Adrada y el valle del Tiétar a
nuestros pies, hasta que llegamos a una disyuntiva en el kilómetro 4,8:
continuar hacia La Vega o seguir de frente hacia Piedralaves. Optamos
por el camino más duro, por el de la Vega, pero vale la pena comentar
que la carretera que lleva a Piedralaves cuenta con varios toboganes,
ganando varios metros de desnivel, aunque no de forma tan abrupta como
haremos nosotros al desviarnos a La Vega. La carretera es altamente
recomendable, pero los tres kilómetros que descienden a Piedralaves
están, en su mayor parte, destrozados (para bajar con bici de
carretera).
Pero hemos optado por seguir a La Vega y lo que nos encontramos es un camino de muy difícil tránsito pues los socavones son tremendos, lo que unido a la dificultad de la pendiente puede provocarnos más de un susto (en forma de caída). Desde el desvío hasta el fin definitivo del asfalto (antes ya habrá zonas resquebrajadas, como veréis en las imágenes) hay un kilómetro a un 10% de media (aproximadamente).
La ascensión cuenta con casi 6 kilómetros a una pendiente media del 7,44%... y eso que el primer kilómetro está al 1,2%
El perfil de la subida es éste: