Pedaleando en el "país de nunca jamás"
-descubriendo la Bobia-




Lo ocurrido en mi preciosa semana ciclista de octubre me invita a reflexionar sobre la cantidad de tiempo que invierto, que invertimos, en planificar rutas, en mirar puertos que deseamos... Todo "voló por los aires" cuando el martes 11, en Folgueiras de Boiro, en Ibias, al sur de Asturias, me cayó una biela. Ni 10 kilómetros de ruta, de una ruta con la que tenía planeado hacer otros dos CIMAS que me dejaran para el resto de la semana con uno solo para acabar el listado asturiano (para quien no sepa de lo que hablo puede visitar la web del reto CIMA). Por el camino deseaba Pelliceira y Valdeferreiros, y finalmente la Bobia para rematar. En mis planes estaba una ruta tranquila, por otra vertiente, por la Garganta, una ascensión de más de 25 kilómetros sin rampas de consideración. Me parecía lo ideal, si cargaba en exceso la semana y si quería llegar en condiciones a la Kedada del 8º aniversario de esta web... Pero la biela se cayó y las tentaciones de mi colega Estrada me hicieron cambiar de opinión. Ya antes opinaba que no, que la Bobia había que hacerla por la gran vertiente de Soutelo, que me dejara de memeces. Y así fue, nos dejamos de memeces.
Así que el viernes 14 de octubre, tras 120 kilómetros bajo la lluvia el día anterior, y 24 horas antes de la Kedada Aniversario nos dispusimos a realizar la ruta de la Bobia.


Pincha en la imagen para ver la ruta en Strava.

En torno a las 9:30 salimos de Boal para dirigirnos hacia el sur, a Illano y Pesoz por una carretera revirada, en buen estado, con subidas, bajadas, subidas, bajadas, subidas, bajadas,...







Carretera tranquila, aunque con algo de tráfico, que va menguando cuanto más nos vamos al interior, el paisaje es fabuloso y la carretera, alrededor del embalse de Doiras, de las más recomendables para el cicloturismo. No puedo dejar de hacer fotos, como Pablo, colega de rutas.




Coronamos un primer alto en el kilómetro 1, aproximadamente. Luego otro, Folgueirou, que arranca del puente Urubio, lugar mágico (id a verlo para comprobar que no exagero). Una nueva bajada nos lleva al puente Agüeria donde viene la ascensión a Pesoz, más suave que la anterior, pero igual de escénica.



Llegamos a Pesoz, donde situamos la parada obligatoria al café, antes de un nuevo descenso y de afrontar la primera subida seria: la de Baldedo o San Martín de Oscos o alto de Loujedo (que será la parte más alta).




Y mi sorpresa es máxima: el puerto es de consideración, de nivel, con rampas sostenidas en torno al 6%. No hay rampones, no, pero la trazada de la carretera, el buen asfalto, la cantidad de kilómetros nos hablan de un puerto de los de verdad, y que entrará en la web en breve.



Bien pasado San Martín de Oscos tomamos el desvío hacia Labiarón y Loujedo, en busca de Soutelo, en busca de la vertiente más dura del alto de la Bobia...



El descenso es tremendo, por una carretera estrecha, e interrumpido por un rampón de unos 500 metros a más del 10% (buen dolor de patas). La bajada nos deja en el mismo Soutelo, donde, sin solución de continuidad, sin llano, arranca la subida a la Bobia, la que amenaza con convertirse en mítica vertiente del alto de la Bobia.



Fotos, notas, pedaladas, riñonadas, rampas hasta de hormigón, la Bobia es un espectáculo en esta primera fase, más bella de lo que pensaba.


Y en torno al kilómetro 4, pinchazo. Por fortuna un miembro del equipo me hace las veces de reparador. Esto de tener un equipo a disposición es lo que tiene. Se me iba la carrera y había que apurar..



Pero la segunda parte me gusta aún más. Muy abierta, eterna, con rampas duras, sostenidas, hasta la zona de la Excomulgada. Luego falso llano, casi, hasta alcanzar el cruce con la carretera La Garganta-Illano.


Y tras coronar alcanzamos la carretera de El Gumio, por donde descenderemos para dirigirnos al alto de Penouta, primero, antes de bajar hacia Boal.






La carretera es impresionante, con un montón de ramales, de cruces a derecha e izquierda, una muestra de la cantidad de vertientes que tiene este alto de la Bobia. Las vistas, además, son espectaculares, tanto de la costa como del interior.



Cuando alcanzamos el cruce de El Gumio aún quedan un par de kilómetros para coronar el alto de Penouta. Con fuerzas, bastantes, coronamos, antes de afrontar un descenso vertiginoso a Boal, de unos 5 kilómetros. Muchos detalles, muchos puertos, muchas carreteras que merecen más visitas más adelante.

Tras descubrir y ascender la Bobia me quedan dos CIMAS en Asturias, pero aún así, aunque llegue a acabarlos algún día, me doy cuenta de la infinidad de puertos que, fuera de ese listado, merecen la pena, como los vistos esta vez por el camino, y otros muchos de los que hablaré aquí en su día.
¡Salud y puertos, siempre!