-monumento a Chava Jiménez-
Reconozco
que Chava Jiménez tardó mucho en gustarme como ciclista. No acababa de
comprender esa forma de correr tan arriesgada y esa irregularidad. Tan
pronto hacía una gran etapa de montaña, como se desfondaba al día
siguiente. Muchos habíamos empezado a seguir el ciclismo con Indurain,
que era "la máquina perfecta", la regularidad en persona. No tenía días
malos (y si los tenía, los disimulaba). Se fue, y había que buscarle un
sucesor, por eso no entendía que muchos periodistas idolatrasen a
Jiménez, que estaba en las antípodas de lo que era Indurain. Y lo que
sucedía era que no entendía de ciclismo y que había visto muy poco. Te
acostumbras a que gane tu favorito avasallando. No has visto todavía
nada de nada. No ves que puede haber cosas más importantes que ganar.
No ves que es más importante la forma que el fondo.
Para empezar a idolatrar a Jiménez no vi ciclismo, sino que leí libros que poco tenían que ver con el deporte. La actitud de Chava en carrera era un reflejo de cómo había que responder ante los problemas de la vida diaria: si no lo intentas, nunca sabrás hasta donde puedes llegar. El amor a los puertos, el ciclismo ofensivo, ¿cómo no idolatrarlo?
Hace
un año tuve el gusto de conocer a Azucena, la viuda de Chava, en la
Marcha Cicloturista que lleva su nombre. Siempre me señala una
ascensión que le gustaría que pusiera en la web (ya habrá tiempo para
ir), pero estoy seguro que ésta también le va a hacer ilusión. Es la
subida a El Barraco desde la carretera que proviene de San Bartolomé de
Pinares, tomando como referencia el desvío a Santa Cruz de Pinares,
desde donde hay algo más de 4 kilómetros de descenso aún.
La ascensión en sí tendría 7,8 kilómetros a una pendiente media que se acercaría al 3%, si bien con un par de tramos de descenso, agravada por el estado del firme, muy "botoso". Se corona un primer alto, cuando llevamos 5,9 kilómetros, a un kilómetro escaso de El Barraco, siendo la última parte en el pueblo, con rampas de hasta un 14%. Allí se encuentra el monumento a Chava Jiménez, en donde se puede leer lo siguiente:
"Hay un puente de sueños
que une las hazañas de los hombres
con el sacrificio secreto de los héroes
y, sobre él, los brazos que se elevan,
los brazos del que sabe
que no hay victoria si no es para los otros
ni derrota sino para uno mismo."
Dentro
de unos pocos días se cumplirán ya 10 años de la muerte de Chava
Jiménez y, ¿por qué no plantearle a la Vuelta que homenajee a una de
sus leyendas? Un colofón en El Barraco, en la Vuelta 2014, tras el paso
por algunos puertos míticos como Serranillos y/o Mijares serían un gran
homenaje a uno de los mejores escaladores de los últimos tiempos. Ahí
queda la idea.
El perfil de la subida es éste: