39x28 ALTIMETRÍAS
Collado de la Mina -por Madrid-
Allá
por los años 80 la Vuelta a España guardaba, para los últimos días de
carrera, una "bala" en la recámara para los escaladores. Era la jornada
de los puertos de Guadarrama, utilizando varias ascensiones de
dicha sierra, ya cerca de Madrid, donde, salvo en contadas ocasiones,
finalizaba la Vuelta año tras año. Puertos como Morcuera, Cotos,
Navacerrada, Navafría, Abantos, Canencia o la Mina servían para dar esa
emoción hasta el final, para exprimir al líder o para dar vuelcos a la
carrera, como en 1985... El Collado de la Mina, cuya carretera forestal
servía para enlazar el alto del León con Peguerinos y el alto de
Abantos, se incluyó en los años 1986, 1987, 1989 y 1990, si bien por la
vertiente oeste, tras Abantos, con rampas duras, pero sin la
continuidad en la dureza que sí hay en la que proviene del alto del
León.
Comenzamos la ascensión en Guadarrama, a la altura del semáforo situado en el cruce de la carretera que se dirige a Cercedilla con ésta del alto del León (o puerto de Guadarrama). Primeros compases en progresión, rampas suaves para ir entrando en calor, aunque la alegría durará poco... Porque el León (que es esta primera parte) es un puerto duro, más de lo que pueda parecer en lo que a pendiente media se refiere, por esa carretera ancha, ese asfalto que te agarra y no te deja avanzar apenas... Cuando llegamos a esa incorporación de los vehículos que vienen de la A-6 (para no pasar por el túnel y el consiguiente peaje) el tráfico aumenta sobremanera y eso dificulta todavía más superar este puerto. Llegarán entonces varias rampas, en recta o en paellas amplísimas, al 10, 11, 12 y hasta 13%, elevándonos a un mirador sobre las localidades madrileñas de la sierra: Guadarrama, Cercedilla, Collado Villalba, Alpedrete,... Vistas espectaculares en un puerto, desde mi punto de vista, infravalorado en el cicloturismo. ¿Será por el tráfico? Seguramente, porque belleza y dureza no le faltan. Coronamos el alto de León poco antes del octavo kilómetro de ascensión y con la, todavía extraña sensación de ir frenados, de una sujección al asfalto que dificulta sobremanera nuestras pedaladas. Allí, en el alto, tomaremos el desvío, a la izquierda, hacia Peguerinos, con 300 metros todavía de asfalto, pero por un paisaje que cambia de manera súbita. Ya sin tráfico, por una pista estrecha, abundante vegetación, como digo, tras 300 metros el asfalto desaparece (si bien encontraremos "vestigios" de la antigua carretera más adelante) y entramos en la pista, por la que se transita sin dificultad (con flaca) en un primer momento, cuando las rampas aún son suaves, cuando estamos en esa zona de "toboganes" que menguará la pendiente media final... Pero tras casi dos kilómetros (desde el desvío), alcanzamos una curva de herradura a derechas, incrementándose la pendiente con brusquedad. Podemos decir que es el tramo más duro de la ascensión al collado de la Mina, dejando aun lado una torre de vigilancia (por esta zona se encuentran varias construcciones utilizadas durante la Guerra Civil), que nos servirá para llegar a un primer collado, el denominado La Gasca, donde encontramos sublimes vistas sobre el entorno del embalse de la Jarosa (como se puede ver en las fotos de abajo). Una pequeña bajada nos sirve de respiro antes de afrontar la parte final de ascensión, con amplias rectas y pendientes muy sostenidas en torno al 7-8% hasta coronar, al fin, el collado de la Mina, a 1710 metros de altitud, pero aún sobre la pista. Unos 100 metros más allá, ya en la otra vertiente, la abulense, "volverá" el asfalto. Pero esa será otra historia, para un próximo reportaje.
Una lástima que no podamos gozar de un collado de la Mina sobre asfalto, como hace unos años (para aquell@s que les parezca una barbaridad pedir asfaltado de esto recordad que la bici no contamina, que lo hacen los coches, los camiones, los autobuses y, también, los cerdos que son incapaces de meter sus basuras en sus bolsillos, en lugar de tirarlas al primer sitio que encuentran...) puesto que sus posibilidades son amplísimas. Yo mismo, en ruta, lo enlacé con Morcuera y Cotos, antes, y, seguidamente, con Robledondo. Pero hay más, sin duda: Navacerrada por las 7 revueltas, la Paradilla, Fuente las Béreas,...
| Twittear |
Comenzamos la ascensión en Guadarrama, a la altura del semáforo situado en el cruce de la carretera que se dirige a Cercedilla con ésta del alto del León (o puerto de Guadarrama). Primeros compases en progresión, rampas suaves para ir entrando en calor, aunque la alegría durará poco... Porque el León (que es esta primera parte) es un puerto duro, más de lo que pueda parecer en lo que a pendiente media se refiere, por esa carretera ancha, ese asfalto que te agarra y no te deja avanzar apenas... Cuando llegamos a esa incorporación de los vehículos que vienen de la A-6 (para no pasar por el túnel y el consiguiente peaje) el tráfico aumenta sobremanera y eso dificulta todavía más superar este puerto. Llegarán entonces varias rampas, en recta o en paellas amplísimas, al 10, 11, 12 y hasta 13%, elevándonos a un mirador sobre las localidades madrileñas de la sierra: Guadarrama, Cercedilla, Collado Villalba, Alpedrete,... Vistas espectaculares en un puerto, desde mi punto de vista, infravalorado en el cicloturismo. ¿Será por el tráfico? Seguramente, porque belleza y dureza no le faltan. Coronamos el alto de León poco antes del octavo kilómetro de ascensión y con la, todavía extraña sensación de ir frenados, de una sujección al asfalto que dificulta sobremanera nuestras pedaladas. Allí, en el alto, tomaremos el desvío, a la izquierda, hacia Peguerinos, con 300 metros todavía de asfalto, pero por un paisaje que cambia de manera súbita. Ya sin tráfico, por una pista estrecha, abundante vegetación, como digo, tras 300 metros el asfalto desaparece (si bien encontraremos "vestigios" de la antigua carretera más adelante) y entramos en la pista, por la que se transita sin dificultad (con flaca) en un primer momento, cuando las rampas aún son suaves, cuando estamos en esa zona de "toboganes" que menguará la pendiente media final... Pero tras casi dos kilómetros (desde el desvío), alcanzamos una curva de herradura a derechas, incrementándose la pendiente con brusquedad. Podemos decir que es el tramo más duro de la ascensión al collado de la Mina, dejando aun lado una torre de vigilancia (por esta zona se encuentran varias construcciones utilizadas durante la Guerra Civil), que nos servirá para llegar a un primer collado, el denominado La Gasca, donde encontramos sublimes vistas sobre el entorno del embalse de la Jarosa (como se puede ver en las fotos de abajo). Una pequeña bajada nos sirve de respiro antes de afrontar la parte final de ascensión, con amplias rectas y pendientes muy sostenidas en torno al 7-8% hasta coronar, al fin, el collado de la Mina, a 1710 metros de altitud, pero aún sobre la pista. Unos 100 metros más allá, ya en la otra vertiente, la abulense, "volverá" el asfalto. Pero esa será otra historia, para un próximo reportaje.
Una lástima que no podamos gozar de un collado de la Mina sobre asfalto, como hace unos años (para aquell@s que les parezca una barbaridad pedir asfaltado de esto recordad que la bici no contamina, que lo hacen los coches, los camiones, los autobuses y, también, los cerdos que son incapaces de meter sus basuras en sus bolsillos, en lugar de tirarlas al primer sitio que encuentran...) puesto que sus posibilidades son amplísimas. Yo mismo, en ruta, lo enlacé con Morcuera y Cotos, antes, y, seguidamente, con Robledondo. Pero hay más, sin duda: Navacerrada por las 7 revueltas, la Paradilla, Fuente las Béreas,...
Éste es el perfil de
la ascensión:
Algunas fotos:
Mapa de la ascensión
en Google Maps: